Un grito enérgico sale de su boca mientras mantiene la
mirada fija en su rival. Juan Martín Del Potro acaba de ganar un punto clave,
con una bolea desde el marco de la raqueta porque Daniel Taro le tiró un pelotazo
al cuerpo.
Posteriormente, ambos jugadores se disculparon por
lo sucedido. Pero el puño cerrado y los gritos de “Dale!”, “Vamos!” o simples
vocales ya son características comunes en los partidos de “La Torre de Tandil”.
Y el público festeja con él…
Su carrera olímpica en single comenzó con una victoria ante
el primero del mundo, Novak Djokovic. Horas después, logró vencer al portugués
Joao De Sousa, y hoy al japonés Daniel Taro. Pura garra y corazón.
¿Por qué? Porque “Del Po” contagia. ¿Quién no sintió el
cansancio como propio tras jugar 3 partidos en 23 horas? ¿Quién no saltó del
sillón después de un punto clave que culminó en un grito de festejo?Incluso
los que no son fanáticos del tenis se identifican con el tandilense.
Se podría decir que “está de moda” alentar a Del Potro, y no
está mal que así sea. La vida no es solo problemas, ni los deportes sólo fútbol. Festejemos todos
con el tandilense en su recorrido por los Juegos Olímpicos, como así también
con todos los deportistas que, con su sacrificio, lograron llegar a Río para
representarnos.
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